martes, 30 de junio de 2009

Luigi Pirandello: Seis personajes en busca de autor

“… Sei personaggi in cerca d'autore es quizás la obra más representativa de Luigi Pirandello (1867-1936), en donde la la vida es mentira y la verdad es teatro. Los personajes de una pieza nunca terminada de escribir, aparecen para pedirle cuentas al dramaturgo que los dejó a medio concebir. Una reflexión sobre la relatividad de la vida y sus engaños. Escrita en 1921, compone el punto más alto de una trilogía del ‘teatro dentro del teatro’, que plantea uno de los desafíos más importantes del teatro del siglo XX. Las dos obras que completan la trilogía sobre el mismo tema son “Así es si os gusta” (1924) y “Esta noche, se improvisa” (1930). Pirandello experimenta con el recurso del “teatro dentro del teatro”. En efecto, los seis personajes del título se aparecen en medio de un desnudo escenario teatral, pidiendo permiso para relatar su historia, interrumpiendo de esta manera a los actores que se preparaban para ensayar otra comedia del autor, El juego de las partes. Una familia de seis personas, que se dicen nacidos personajes de la mente de un autor que no quiso escribir la obra y que están buscando representar su drama, aparece en los ensayos de una obra en la sala de un teatro. El director, que en principio intenta echarlos, se ve finalmente cautivado por la historia que le cuentan. La obra va narrando esta historia al tiempo que los intentos de los actores de la compañía por adaptarse a los papeles de los seis. Sin embargo, los personajes se ríen de sus parlamentos y sus gestos de profesionales y se convencen de que no pueden representarles: “¿Pero todavía no se han convencido de que no pueden interpretarnos? Sus actores sólo ven nuestra apariencia. ¿Creen ustedes que se puede vivir delante de un espejo que, no contento con apoderarse de nuestra imagen, nos la devuelve tan ridículamente desfigurada que nosotros mismos no la conocemos?”. Los personajes que participan se dividen en dos grupos: los de la comedia por hacer, donde aparecen el Padre, la Madre, la Hijastra, el Hijo y otro tanto más; y el grupo de la compañía, es decir, el Director, el Actor Primero, Primera Actriz, maquinista, Utilero, entre una cantidad más de personajes. Toda representación, para Pirandello, está fundamentalmente destinada al fracaso. Así, toda representación teatral es un simulacro más o menos torpe de la realidad. Es en seis personajes en busca de autor donde más se afirma la naturaleza del teatro pirandelliano: "La afirmación pirandelliana de que los personajes, en la realidad escénica, no son fantasmas sino realidad creada, nos lleva a la verdadera aportación de Pirandello al drama: nuevas posibilidades de conocimiento más allá del discurso especulativo." Las obras más sorprendentes de Pirandello, son las teatrales, cuyos protagonistas, profesores, propietarios de pensiones y curas, entre otros, suelen pertenecer a la clase media-baja. En estas obras se reflejan las ideas filosóficas del autor, como la existencia de un arraigado conflicto entre los instintos y la razón. Sin fe en ninguno de los sistemas morales, políticos o religiosos establecidos, los personajes de este autor encuentran la realidad sólo por sí mismos y, al hacerlo, descubren que ellos mismos son fenómenos inestables e inexplicables. Pirandello expresó su profundo pesimismo y su pesar por la condición confusa y sufriente de la humanidad a través del humor. Sin embargo, éste es singularmente macabro y desconcertante. La sonrisa que despierta procede más bien de lo embarazoso, y a veces amargo, que resulta reconocer los aspectos absurdos de la existencia. Fue un importante innovador de la técnica escénica e, ignorando los cánones del realismo, prefirió usar libremente la fantasía con el fin de crear el efecto que deseaba. Ejerció una gran influencia al liberar al teatro contemporáneo de las desgastadas convenciones que lo regían, y preparar el camino al pesimimismo existencialista de Anouilh y Sartre, así como a las comedias absurdas de Ionesco y Beckett, y al teatro en verso, de carácter religioso, de Eliot. Entre las restantes obras de Pirandello destacan El placer de ser honrado (1917), Así es si así os parece (1917), Enrique IV (1922), y Esta noche se improvisa (1930). Paralelamente escribió narraciones breves que fueron reunidas bajo el título general Cuentos para un año (1933) y la novela La excluida (1901)...” Es extracto y compendio de otras reseñas: http://boards2.melodysoft.com/temakel2/pirandello-por-francisco-arias-solis-3711.html

lunes, 29 de junio de 2009

T. S. Eliot: Tierra baldía

"... En La tierra baldía (1922) de T. S. Eliot (1888-1965) aparece en su totalidad —como diría el ensayista y traductor español, José María Valverde— "un vasto collage de referencias culturales, poéticas o artísticas, a menudo en lenguas exóticas, mientras que en las imágenes se alternan los recortes fotográficos, realistas, con las imágenes subconscientes, las metáforas y los símbolos de oscuro origen". Ese vasto collage se transformó en el espejo y resumen del mundo contemporáneo. Para Eliot no fue fácil esa época. Gran parte de los poemas que formaron parte de su obra capital, fueron escritos después de la Primera Guerra Mundial. Época de estrecheces económicas y de conflictos personales. T.S. Eliot estructuró su poema The Wast Land (La Tierra Baldía) en cinco partes: El entierro de los muertos. Una partida de ajedrez, Sermón dei fuego, Muerte por agua, y, Lo que dijo el trueno. La publicación en 1922 de «La tierra baldía» marcó un hito en la tradición poética anglonorteamericana. El poema se reveló como el documento revolucionario del experimentalismo de las vanguardias. Texto extraño y enigmático, colección de fragmentos de diversa índole, escritos en siete lenguas, que se extiende a lo largo de distintas épocas y culturas, cuyas imágenes recurrentes articularon un nuevo lenguaje poético. El ensamblaje en distintos estilos lírico, romance, elegía y épica, novela policíaca y gótica—, de distintos metros y rimas, sus discontinuidades y yuxtaposiciones rompían los moldes y las formas tradicionales. El poema de Eliot traza el viaje del alma a través del desierto de la ignorancia, del sufrimiento y de la sed de aspiraciones terrenales. A comienzos del otoño de 1922, la fatigada escena literaria británica, nos dice Alejandro Oliveros, se estimuló con la aparición de una nueva revista. The Criterion se llamaba. Y como único responsable aparecía el norteamericano, residenciado en Inglaterra, T.S. Eliot. The Criterion, en cierta medida, serviría de órgano de expresión del que más tarde se conoció como el "grupo de Bloomsbury" y en una de las revistas más influyentes de su tiempo. En su primera entrega de The Criterion sorprendió a los lectores con un largo poema de su director. Un texto desconcertante desde su primer verso: "Abril es el mes más cruel". El título no era menos inquietante: The Waste Land ("La tierra estéril, o La tierra baldía", como se dio a conocer en castellano desde la primera traducción, realizada por Angel Flores en 1930). El poema de Eliot era, en realidad, un compendio de todos los atributos de la poesía moderna. Su impersonalidad parecía a toda prueba. Las dificultades, ese criterio de la modernidad que fue sinónimo de novedad y calidad, no eran ciertamente menores. Las citas abundaban y no menos el uso de extranjerismos. Se cuentan expresiones en francés, alemán, italiano, latín y sanscrito. La sintaxis no podía ser más irregular. El verso libre alternaba con pentámetros y otras formas clásicas del verso anglosajón. El tono del lenguaje, casi siempre demótico, era un agresivo cuestionamiento de las cuidadas y discretas cadencias de la poesía posvictoriana. Las referencias mitológicas no siempre se podían reconocer. Con Tiresias y Filomela, encontramos otros mitomas menos frecuentados. Como la leyenda del Rey Pescador de procedencia celta. Las interrupciones de la cronología permitían que el adivino tebano residiera en el Londres del novecientos. Y que los empleados de la "City" fueran los mismos muertos que llamaron la atención de Dante en el Infierno.". Antes de La tierra baldía, T. S. Eliot había publicado en 1917, el libro La canción de amor de J.Alfred Prufrock y otras observaciones, menuda plaquette cuyo contenido poético ya sorprendía a los lectores atentos de su época. Tres años más tarde aparece otro opúsculo de poemas, titulado AraVus Prec (Ahora os ruego), cita tomada de la frase que exclama Arnaut Daniel, en el «Purgatorio» de Dante Alighieri. Durante el transcurso de estas publicaciones, Eliot preparaba los fragmentos que pasarían a ser parte de La tierra baldía. Estos fragmentos datan de 1914 en adelante, pasando por su etapa de estudiante en Harvard, su matrimonio conVivienne como también el tiempo en que comenzó la carrera de cajero de banco en la ciudad de Londres, e incluso su paso por el sanatorio de Lausana como consecuencia de una crisis nerviosa, en noviembre de 1921, donde prácticamente da conclusión a su libro. En 1914 se encuentran T. S. Eliot y Ezra Pound, ocasión en que le mostró el original de su poema «Prufrock». Según Pound era el mejor poema que había leído de un norteamericano. Ezra Pound, il miglior fabbro ("el mejor artesano") como le llamara Eliot, en la dedicatoria de La tierra baldía fue la pieza clave en la factura del texto final. Recordemos que Pound revisó y tarjó parte del manuscrito entregado por Eliot, dejándolo en sólo 19 páginas que pasaron a ser las más notables que se escribieran en lengua inglesa en lo que a poesía se refiere. Esta obra fue suficiente mérito para que recibiera, en 1948, el Premio Nobel de Literatura. También cabe destacar la aparición de Cuatro cuartetos, publicado por primera vez en 1943, como asimismo su libro Ensayos selectos (1917-1932), donde nos introduce en la obra de autores como Séneca, Shakespeare y John Ford, entre otros. La tierra baldía puede ser leída de muchas formas, como la autobiografía espiritual de un aspirante a santo en una época materialista; como una crítica satírica de la postguerra europea; como el desengaño de una generación perdida o, según confesión del mismo Eliot, como “el desahogo de un rencor personal contra la vida”. En todo caso, la urbe yerma de emociones religiosas del poeta neoinglés se inscribe en forma originaria en el registro de ciudades horrorosas e irreales que condenan la vida contemporánea. El Londres de 1915-1916, abandonado por la juventud inglesa que participa en la guerra, es retratado como un infierno poblado de ancianos e inválidos, mujeres frívolas y mediocres, hombrecitos rutinarios que marchan al trabajo tocados con sombreros de hongo. La ciudad histórica y secular es descrita como un foco de corrupción y abulia que es preciso abandonar por el desafío intemporal del desierto. El horror de la civilización, según Eliot, sólo puede ser superado de manera individual mediante una vida ejemplar que culmine en la conversión mística y el encuentro con el silencio..." Es extracto y compendio de otras reseñas: http://www.ucm.es/info/especulo/numero20/eliot.html http://www.letras.s5.com/fv081104.htm http://www.eluniversal.com/verbigracia/memoria/N208/apertura.shtml http://www.taringa.net/posts/ebooks-tutoriales/1757193/T_S_-Elliot,-Tierra-baldia.html http://es.wikipedia.org/wiki/T._S._Eliot http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/eliot/bio.htm

viernes, 26 de junio de 2009

Ismaíl Kadaré: El palacio de los sueños

"... El escritor albanés Ismaíl Kadaré (1936) es uno de esos testigos del siglo XX que ha visto la peor cara de la historia, la Segunda Guerra Mundial, décadas del dictadura comunista en su país bajo el mando de Enver Hoxha, conflictos en los países vecinos de los Balcanes. Eterno candidato al premio Nobel, primer Premio Booker Internacional 2005, y recien designado premio Príncipe de Asturias de la Letras 2009, ha dedicado la mayor parte de su obra a diseccionar cómo los regímenes totalitarios penetran en la vida cotidiana y la amenazan hasta hacerla insoportable. En sus propias palabras, "la dictadura y la verdadera literatura sólo pueden cohabitar de una forma: devorándose día y noche una a otra". En la novela El palacio de los sueños, publicada en 1981 y considerada por muchos como su obra maestra, denunció el régimen burocrático y autoritario de Albania. El Palacio de los Sueños es el símbolo de la dominación total del Estado sobre sus súbditos. En una nación que calca el modelo real del Imperio Otomano, el gobierno ha establecido la obligación de que los ciudadanos recojan sus sueños por escrito y los entreguen a una vasta red de funcionarios que alcanza incluso las aldeas más remotas. En un enorme y tétrico ministerio, el Palacio de los Sueños, los textos son recibidos por un ejército de mediocres burócratas e interpretados en busca de señales de deslealtad al régimen que pudieran quedar ocultas en el devenir diario. Interpretados y seleccionados para reducirlos a un pequeño número de sueños considerados significativos que son enviados a una instancia superior donde vuelven a ser cribados y así sucesivamente hasta encontrar El Sueño, la expresión perfecta del inconsciente colectivo del país, la señal de la dirección que ha de tomar el gobierno para mejor controlar al pueblo. Y en esa tarea imposible, imposible porque el poder nunca es lo bastante absoluto para los sedientos de él, se afana el protagonista, procedente de una familia venida a menos y miembro por recomendación de la hueste que encerrada en salas oscuras y frías analiza los sueños de sus conciudadanos, lleno de dudas y sabiéndose destinado a envejecer tristemente, acumulando con dificultad minúsculos ascensos que el menor error real o imaginario desbaratará de inmediato y condenando a personas inocentes sin darse cuenta, sólo porque alguien interpretó su interpretación de una forma en vez de otra. El universo de Kadare está lleno de mitos, y se inspira en escritores como Homero, Esquilo, Shakespeare, Cervantes o Gógol. En cuanto a referencias temporales, el Imperio otomano, China, Egipto antiguo, la Unión Soviética, Albania medieval o moderna vienen a coincidir en el infinito de un laberinto temporal. Su escritura, reflexión sobre el lenguaje y la leyenda, aúna, por una parte, el respeto a las tradiciones del cuento y la novela, y, por otra, una gran innovación dentro del terreno estilístico, sobre todo en lo que a la percepción del tiempo novelesco se refiere. A lo largo de una dilatada carrera literaria son muy variados los temas y estilos que maneja Kadaré. Lo mismo imagina una trama simbólica y fantástica de alucinantes consecuencias (El palacio de los sueños) que escribe una denuncia política (El gran invierno, El concierto). En una novela revivimos la Ilíada (Los tambores de la lluvia) y en otras la acción se remansa como en un inmenso poema (Abril quebrado, El ocaso de los dioses de la estepa). Con igual facilidad construye una narración pseudopolicíaca (El viaje nupcial, El expediente H) o un texto directamente autobiográfico (Crónica de la ciudad de piedra) o una ficción histórica basada en una leyenda oral (El puente de los tres arcos).
Kadaré conoce las literaturas occidentales muy bien. Si su primera formación literaria e intelectual se nutre de las doctrinas del realismo socialista, parece evidente que supera esa etapa, sobre todo después de sus primeras novelas. Por la estructura fragmentada y los juegos con el tiempo, podría emparentarse con Faulkner, y por la creación de espacios laberínticos y fantásticos con Kafka o con Borges. Por la concepción de sus obras, se delata como un seguidor, más o menos libre, de diferentes corrientes de renovación narrativa. Sus novelas son simbólicas y poéticas, pero suelen incluir elementos épicos e incluso ensayísticos. Estos planteamientos híbridos en los que se mueve con soltura lo convierten en un escritor decididamente moderno. Pero, al mismo tiempo, es patente la confianza de Kadaré en las posibilidades de la leyenda popular, legado cultural de siglos que se remonta hasta las fuentes mismas de la literatura occidental: Homero. Ese ahondar en las fuentes ancestrales lleva a reivindicar todo lo que de singular y valioso tiene para el autor el conglomerado de creencias que forman la cultura de Albania. De ahí que una de las experiencias más intensas y evocadoras de sus relatos sea la tradición de la besa, el juramento que implica el cumplimiento de algo por encima de la vida y de la muerte. En casi todas sus narraciones se hace referencia más o menos explícita a la besa o a otras actitudes y costumbres propias del pueblo albanés..." Es extracto y compendio de otras reseñas: http://www.bibliopolis.org/resenas/rese0032.htm http://www.aceprensa.com/articulos/1993/mar/03/el-universo-literario-de-isma-l-kadar/ http://unlibroaldia.blogspot.com/2009/06/ismail-kadare-el-palacio-de-los-suenos.html http://www.elpais.com/articulo/cultura/Ismail/Kadare/Premio/Principe/Asturias/Letras/elpepucul/20090624elpepucul_1/Tes http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2482 http://www.elmundo.es/opinion/columnas/luis-maria-anson/2009/06/16466646.html http://es.wikipedia.org/wiki/Ismail_Kadare http://www.miradasdondeflotanicebergs.es/albaneses.htm

jueves, 25 de junio de 2009

Juan Ramón Jiménez: Platero y yo

"... La obra poética de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) es muy numerosa, con libros que a lo largo de su vida, en un afán constante de superación, fue repudiando o de los que salvaba algún poema, casi siempre retocado en sus sucesivas selecciones. Las principales son “Poesías escogidas” (1917), “Segunda antología poética” (1922), “Canción” (1936) y “Tercera antología” (1957). Pero la que debemos destacar por su influencia y ternura es sin duda, “Platero y yo”(elegía andaluza), más conocido de forma abreviada como Platero y yo, es una narración lírica que recrea la vida y muerte del burro Platero, dedicada «a la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles» y formada por breves capítulos. Este fragmento es el comienzo del libro, que los estudiantes aprenden de memoria:Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
En 1914, la editorial La Lectura, de Madrid, publicó una selección de 63 capítulos, hecha por el autor, en su colección Biblioteca Juventud. La edición completa se publicó edn 1917, compuesta por 138 capítulos. Acerca de la existencia de Platero, que Juan Ramón considera auténtica dice: “Platero Es el nombre general de una clase de burro, burro color de plata, como los mohínos son oscuros y los canos, blancos. En realidad mi Platero no es un burro, sino varios, una síntesis de burros en uno solo.”La figura de Platero, un burro color de plata, síntesis de todos los que le marcaron en la infancia, se convirtió en la ayuda y pretexto de su creador para confiar sus más íntimas emociones.En ese pequeño universo total, Juan Ramón Jiménez se proyecta en Platero, quien se va transformando hasta adquirir al final una espiritualidad completa. El lirismo de la obra no se limita a la visión del mundo interior de su autor. Traspasa la naturaleza, se fija en la sociedad y denuncia sus defectos y, sobre todo, constituye un ejemplo práctico de pedagogía y moral humanos. Por todas estas razones no es de extrañar que “Platero y yo” se haya convertido en la obra más difundida del autor galordonado con el premio nobel de literatura en 1956. Aparentemente el libro está constituido por breves estampas que entre sí no guardan un orden temático y responden a las impresiones, sensaciones y recuerdos de Moguer en su etapa infantil. En este sentido aparece como un diario en donde se detallan los aspectos más interesantes de la realidad moguereña, del pensamiento y del sentimiento del autor. Sin embargo, ni es un diario ni un libro autobiográfico, sino una selección de historias tomadas de un mismo ambiente real y escogidas entre los múltiples recuerdos del pasado. Su estructura responde a un esquema circular, cerrado. Comienza en una primavera y termina en la misma estación, de modo que en el ciclo completo de un año se desarrolla la vida de Platero. Su principio y fin aparece unido a la “mariposa”, símbolo del alma ya desde la antigüedad clásica, y por tanto, de la riqueza espiritual, y la “sangre” señal de dolor humano. Entre estos dos extremos, totalmente conectados en la poesía juanramoniana, se encuentran las vivencias de Platero. “Platero y yo” el libro más bello de la narrativa lírica contemporánea. Resulta clave y centro de la poesía de Juan Ramón Jiménez. Con razón nos aseguró que no era un libro para niños. Es eso y mucho más: poesía, novela, fábula, relato y retrato de gente y paisajes de su Moguer blanco y marinero. Platero y yo ha sido víctima de su éxito popular. El propio Juan Ramón protestaba en vida contra tanta lectura superficial aferrada al sentimentalismo fácil de la anécdota. Richard Cardwell, uno de los primeros especialistas en el gran andaluz universal, autor de una obra decisiva sobre la formación modernista de Juan Ramón Jiménez, explica en la Introducción cuál ha sido la intención básica de aquél y el objetivo que perseguía: la propagación de los grandes ideales de la pedagogía cultural del krausismo. La prosecución de esta guía, sin disminuir el encanto, amplía el interés de la lectura. Porque a la vez que se señalan todos los recursos del arte literario, se nos descubren las verdaderas raíces de la universalidad de un libro tan conmovedor y, en apariencia, tan sencillo.

miércoles, 24 de junio de 2009

Jaroslav Hasek:Las aventuras del buen soldado Svejk

"...Publicado en 1911 en Praga, Las aventuras del buen soldado Svejk anticipa desde sus primeras páginas la experiencia bélica de su autor Jaroslav Hasek (1883-1923), y constituye el alegato antibelicista más profundo y lleno de humor que ha producido la literatura universal. Su protagonista, Schwejk, con astuto desamparo y ladina sandez, libra su guerra privada contra la maquinaria militar como un Sancho Panza de la Primera Guerra Mundial, y empleando la estupidez como refinamiento se tranforma en un estratega capaz de desarmar a quien sea. En una serie de divertidos episodios y en el trato con sus multiples y siempre limitados superiores, cumple su deber de obediencia de tal manera que todas las órdenes llevan al absurdo y deja en rídiculo a las autoridades. Los lectores contemporáneos del soldado Schwejk pudieron disfrutar de la enorme carga política que rezuma la obra. Los mandos del ejército austriaco son mostrados como maniáticos, borrachos, indolentes, incapaces o, simplemente, locos; su organización militar es caótica y nada consigue resultar como se planea: los transportes militares se extravían, la intendencia es corrupta, la formación de los oficiales es nula, el sistema de claves es risible y las altas instancias son incapaces de situar la línea del frente en un mapa. Todo ello es descrito por Hašek bañado por una ironía tal que, en lugar de rebosar crueldad y ánimo de revancha, destila comicidad. Para los lectores no checos, y para los que no conocieron los sufrimientos de la Primera Guerra Mundial, el soldado Schwejk se ha presentado como una inolvidable sátira antimilitarista, meritoria cuanto que, en todo el libro, sus protagonistas no se enfrentan con ningún soldado enemigo.Sin embargo, el auténtico valor que hace que esta novela sea perdurable y que su lectura resulte provechosa, al margen de las concretas circunstancias históricas que la engendraron, es la fuerza de su protagonista. Fiel a una tradición literaria que se remonta a Cervantes y a Rabelais, Hašek hace avanzar toda la obra por la mera fuerza de su protagonista que va saltando de desastre en desastre sobre un fondo rico en detalles, personajes secundarios, reflexiones, etc. La obra carece de un plan predeterminado, es pura invención. Al igual que en las obras de los autores clásicos citados y sus coetáneos, el humor es la piedra fundamental, un humor ácido que muchas veces se asienta en el surrealismo. Las borracheras son pantagruélicas, las bofetadas dignas de gigantes, la locura de algunos oficiales, propia de un caballero andante. Hašek no busca describir la realidad, pero quiere que el lector la descubra sutilmente a través de sus palabras. Discernir las grandes verdades que esconde el discurso del estúpido Schwejk es una tarea que se impone del mismo modo en que un lector del Quijote se pregunta a menudo quién es el loco. Hasek fue algo así como el reverso burlón de Kafka. Tenían la misma edad, vivían en Praga y eran escritores, pero quizá habría sido difícil encontrar dos almas más opuestas. Mientras el autor de La metamorfosis era casi un eremita de la escritura, aficionado a recluirse en soledad, el excesivo Jaroslav Hasek (1883-1923), orondo, marrullero y de talante indomable, prefería el bullicio de las tabernas. Su obra magna, la novela Las aventuras del buen soldado Svejk (Galaxia Gutenberg), acaba de ser vertida por primera vez al español directamente del checo por la traductora Monika Zgustova (Praga, 1949), en un volumen acompañado con las ilustraciones de la edición original (1923), de Josef Lada. Ambos recelaban profundamente de ese Estado moderno hiperburocratizado que se encarnaba en el Imperio austrohúngaro, un inestable mosaico multinacional que se extendía desde el Adriático hasta las actuales República Checa, al norte, y Ucrania, al este. Los dos autores estaban convencidos de que ante aquella administración elefantiásica el individuo quedaba reducido a poca cosa. Fueron de los primeros en verlo con tanta claridad, pero su enfoque fue dispar. Mientras Kafka le dio forma de pesadilla, como en la novela El castillo o el cuento Ante la ley, el incorregible Hasek prefirió reírse de todo aquello. Su mayor creación, el soldado Svejk, es un ingenuo charlatán que se alista al ejército para combatir en la Primera Guerra Mundial como si se tratara de una reyerta de bar entre autriacos, serbios y turcos. Novela inacabada, la enfermedad obligó a Hasek a dictar los últimos capítulos, prácticamente desde su lecho de muerte. Falleció de tuberculosis a los 39 años, en 1923, la misma enfermedad que se llevó a su conciudadano Kafka un año después..." Es extracto y compendio de otras reseñas que se relacionan: http://www.literalia.es/modules.php?name=News&file=article&sid=831&mode=thread&order=0&thold=0 http://fabiangradolph.blogspot.com/2009/05/las-aventuras-del-buen-soldado-svejk.htmlhttp://www.elpais.com/articulo/cultura/Svejk/reverso/charlatan/Kafka/elpepucul/20081223elpepucul_2/Teshttp://personales.ya.com/mic-culturilla/libros/schwejk.htm http://www.elmundo.es/elmundo/2008/11/25/cultura/1227625384.html http://es.wikipedia.org/wiki/Jaroslav_Hasek http://www.espacioluke.com/2002/Mayo2002/quinta.html

martes, 23 de junio de 2009

Antonio Machado: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo


"... Antonio Machado (1875-1939) no es sólo unos de los mejores poetas españoles del siglo XX ­, sino que además su obra no se agota en el campo de la lírica, sino que se extiende al terreno de la especulación filosófica, la indagación moral, las valoraciones estéticas y la reflexión política. Publicada en 1936 Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo es una amplia colección de párrafos que recogen las reflexiones del poeta bajo el ropaje de las supuestas transcripciones de las clases del profesor de Gimnasia, aficionado a la Retórica y Sofística, Juan de Mairena, hetérónimo del poeta. En esta obra Antonio Machado escancia su pensamiento sobre cuestiones políticas,artístisticas, literarias y filosóficas. Este ensayo representa la cristalización de un largo período de gestación de su pensamiento que se plasma en uno de los idearios más ricos, profundos y ambiciosos de nuestras letras. En él, Machado se ocupa de una infinidad de temas, siempre con el distanciamiento que le permite la utilización de un heterónimo, Juan de Mairena, «filósofo cortés, un poco poeta y un poco escéptico, que tiene para todas las debilidades humanas una benévola sonrisa de comprensión e indulgencia».
Este tipo Juan de Mairena ya había sido reseñado en 1928 en la edición de las Poesías Completas, bajo el epígrafe "Cancionero apócrifo": “poeta, filósofo, retórico e inventor de una Máquina de Cantar. Juan Mairena nació en Sevilla (1865). Murió en Casariego de Tapia (1909)”. Como Pessoa, Machado tuvo necesidad de “heterónimos” que llamó, a su modo, apócrifos, o complementarios, personajes que llegaba a asumir desde la distancia. En total se contabilizan 33, de los cuales los más conocidos son Abel Martín y su discípulo Juan de Mairena, el más importante de todos, además de uno que lleva idéntico nombre que el del poeta, Antonio Machado. Le gusta combatir el snobismo de las modas en todos los terrenos. Mira las cosas con su criterio de librepensador, en la más alta acepción de la palabra, un poco influido por su época, la de fines del siglo pasado, lo que no impide que ese juicio de hace veinte o treinta años pueda seguir siendo actual dentro de otros tantos años” (José M. Valverde).
Juan de Mairena –el personaje más inteligente de toda nuestra literatura, que es parca, ciertamente, en personajes inteligentes– aconsejaba a sus alumnos leer a Kant. Y nuestro poeta lo hizo de manera parcial y muy viva. En una carta temprana a Ortega y Gasset le confiesa haber releído varias veces la Crítica de la razón pura. Esas lecturas lo llevaron a pensar que en el siglo XIX casi todo había militado contra el objeto. Ya el simbolismo expresa para Machado la disminución de lo cordial en beneficio de la sensación y, además, significa un eclipse total de las ideas. Enseguida, tras el simbolismo se asiste a un descenso a la minuciosidad psicológica y a los propios infiernos del subconsciente. La exploración del magma de los sueños y del inconsciente en el surrealismo era lo opuesto que Machado postulaba, el despertar, algo de lo que habló en prosa y en verso, como Machado pero también en las voces de Mairena y de su maestro, Abel Martín: sus singulares heterónimos y complementarios. Machado es ajeno al complejo narcisismo que fascinó a Mallarmé y Valéry. En su poema “Al gran Pleno o Conciencia integral” Abel Martín escribe: “no hay espejo; todo es fuente”. La percepción de sí mismo es revelación de lo otro, el sentimiento del amor, no un espejo que me devuelve la imagen sino unos ojos que son otros no porque yo los veo sino porque ellos me ven.
En febrero de 1939, tras la ocupación de Barcelona, el poeta sale de España y se exilia en Collioure (Francia), donde muere poco después. A los tres días, fallece su madre. En el bolsillo de su abrigo se encuentra un último verso: "Estos días azules y este sol de la infancia"...."
Es extracto y compendio de otras reseñas:
http://www.contraclave.org/filosofia/Juan%20de%20Mairena.pdf

lunes, 22 de junio de 2009

André Gide: Los monederos falsos.


"... André Gide (1869-1951) es el hombre de letras por excelencia (novelista, poeta, dramaturgo, diarista, epistológrafo y gran mandarín de la vida literaria francesa y europea durante por lo menos cincuenta años). Vivió a caballo entre dos siglos, el de Balzac y Flaubert, y el de Céline y Sartre, y forjó a lo largo de su carrera una prosa de milagrosa limpidez, que lo convierte en el más clásico de los modernos. Para muchos, Gide fue la figura más grande de las letras francesas y también una de las más discutidas y probablemente el escritor que más profunda influencia ejerció sobre la juventud francesa que vivió entre las dos guerras mundiales.
André Gide asumió desde sus comienzos literarios la condición social del escritor. Gide revisa, reinventa y juega con los géneros literarios provenientes de la tradición decimonónica y lleva a cabo una profunda renovación de la obra literaria en tanto que elemento social y estético. Una renovación hecha desde la sinceridad ética y el conocimiento de todos los obstáculos que, desde el principio, se encontraría en el camino. Para empezar, su propia educación: Gide procedía de una familia protestante, puritana, fiel al conformismo moral de la época. Sus resultados académicos y el matrimonio con su prima hacían pensar en una carrera amoldada a todo lo que se esperaba de él. Pero el escritor, desde sus primeras obras publicadas y prácticamente ignoradas, demuestra otras inquietudes. Paludes (1895) es ya una farsa (género de origen medieval) que utiliza el sarcasmo para combatir la “pasividad que nos mantiene en los senderos de la virtud”. A partir de ahí, sus obras son cada vez más conocidas y más escandalosas. En Los alimentos terrestres (1897) proclama la ética de la sencillez hedonista y el rechazo a todo lo que nos viene impuesto;en La sinfonía pastoral (1919) critica la hipocresía de las leyes eclesiásticas del cristianismo, en Corydon (1924) escribe abiertamente sobre su homosexualidad. Los monederos falsos (1925) supone el reconocimiento definitivo de su obra y la cumbre de su reflexión sobre el género novelesco. Aquí, la multiplicidad de puntos de vista obliga al lector a reconstruir y crear su propia novela. En 1925, al tiempo que los nuevos talentos (Aragon, Breton, Montherlant) quedan magnetizados por su obra y los intelectuales de derecha (Mauriac, Leon Daudet) rehusan sumarse a la campaña de denigración que las fuerzas más reaccionarias desencadenan contra él, Gide publica su única novela larga, Los falsificadores de monedas, un auténtico hito dentro del género que Aldous Huxley imitará su estructura en su novela Contrapunto. Gide narrará ahí las trayectorias de cuatro familias en vías de disolución y en el centro del libro sitúa a un novelista, Édouard, cuya meta es escribir una novela titulada Los monederos falsos. Édouard a su vez lleva un diario sobre la obra, y el propio autor en su Journal refleja el proceso creativo que atraviesa la novela. Tales juegos de espejos conforman un ejercicio metaliterario que va a dejar huella en los surrealistas y, más adelante, en el nouveau roman. La novela de Gide, que cuenta la vida de unos burgueses muy jóvenes que se meten a falsificadores porque es la forma que encuentran para subvertir los principios según los que han sido educados, toma su título de una novela que escribe uno de sus protagonistas. El juego de espejos, el hecho de que el libro se titule como una novela “falsa” (es decir, ficticia) y el tema secundario, la falsificación de moneda, es adecuado para simbolizar los profundos cambios que se estaban produciendo en la sociedad. La vida de André Gide se debatió entre la genialidad y el sufrimiento. De fervoroso protestante paso a ser agnóstico, crítico sin ambages del catolicismo y de la doble moral burguesa. Multitud de relatos, farsas, libros de viajes, cuadernos, cartas y textos catalogados como diversos, de una variedad y riqueza excepcionales, llevan a Gide a obtener el Premio Nobel en 1947. Hoy su obra todavía se considera transgresora y escandalosa porque pocos escritores han hablado tan claro de sus propias experiencias y emociones al hacer literatura..."
Es extracto y compendio de otras reseñas:

viernes, 19 de junio de 2009

Irène Némirovsky: Suite Francesa

"... La autora de “Suite Francesa” Irène Némirovsky (1903-1942) concibió su obra como un retrato de la sociedad francesa de su tiempo ante la humillante derrota frente a Alemania en 1940 y la posterior ocupación de su territorio por parte del III Reich. El país que aparece en las dos partes de esta novela inacabada es temeroso, egoísta, e insolidario, con sentimientos de desorientación y humillación. Mención aparte merece la historia del manuscrito de esta obra, cuyas peripecias merecerían por sí solas una novela o una película. Irene Nemirovsky fue escribiendo este libro en un cuaderno de notas y en una letra minúscula, para ahorrar papel, durante el tiempo que estuvo residiendo en Issy-l’Évêque, un pueblecito del centro de Francia, ocupado por un destacamento de la Wehrmacht. Al ser detenida y enviada a Auschwitz en 1942, el manuscrito pasa a manos de su marido, que sería detenido y deportado por las autoridades nazis meses después. Nunca se volvió a saber nada más de ellos. Durante mucho tiempo, la hija de la autora, Denise Epstein, no se atrevió a abrirlo, ya que le traía recuerdos muy dolorosos.Muchos años después, junto a su hermana Elizabeth, decidió donarlo al Instituto para la Memoria de la Edición Contemporánea, no sin antes mecanografiarlo, para conservar los recuerdos de su madre. Poco a poco, al ir descifrando las palabras con la ayuda de una gran lupa, empezó a aparecer ante sus ojos no un diario íntimo, como ella esperaba, sino ante un retrato violento, lúcido y realista de la Francia y de los franceses de los primeros años de la Segunda Guerra Mundial Novela excepcional escrita en condiciones excepcionales, Suite francesa retrata con maestría una época fundamental de la Europa del siglo XX. En otoño de 2004 le fue concedido el premio Renaudot, otorgado por primera vez a un autor fallecido. Imbuida de un claro componente autobiográfico, Suite francesa se inicia en París los días previos a la invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras las primeras bombas, miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta o a pie. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua, comida y gasolina. A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época. La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo. Concebida como una composición en cinco partes —de las cuales la autora sólo alcanzó a escribir dos— Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo. El tono realista y distante de Némirovsky le permite componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos. Estamos pues ante un testimonio profundo y conmovedor de la condición humana, escrito sin la facilidad de la distancia ni la perspectiva del tiempo, por alguien que no llegó a conocer siquiera el final del cataclismo que le tocó vivir. La crítica de Nemirovky es mordaz como un cuchillo de matarife para destripar el tejido social en todas sus capas. Pero conserva la templanza de la pluma equilibrada y serena que demuestra el dominio completo de su arte. No cae en la clásica exposición de los resentimientos que delatan al propio escritor, sabe mantenerlos embozados en medio del mundo creado, llevándolo magistralmente al plano de la alegoría. No podemos explicarnos el trágico fin de la escritora, sin pensar en las grandes ironía de la vida. Asesinada en Auswitch, y sus pequeñas hijas rescatando el legado literario de la madre. Irene Nemirovsky, a pesar de la amenaza y el terror a los nazis se dio tiempo para escribir Suite francesa, la novela que recoge la historia por dentro del repliegue y abandono de las fuerzas francesas ante la invasión de París. En ella nos entrega la historia pormenorizada de la Segunda Guerra en su paso por Francia..." Es extracto y compendio de otras reseñas: http://migueldeloyola.wordpress.com/2009/05/29/irene-nemirovsky/ http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Irene/Nemirovsky/escritora/resucitada/elpdomrpj/20041205elpdmgrep_4/Tes http://es.wikipedia.org/wiki/Irène_Némirovsky http://pagesperso-orange.fr/guillaumedelaby/3_pi_noveles_040912.htm http://www.solodelibros.es/10/11/2006/suite-francesa-irene-nemirovsky/ http://www.taringa.net/posts/ebooks-tutoriales/1808406/Libro:-Suite-Francesa---Irene-Nemirovsky.html http://www.hislibris.com/?p=499 http://www.melibro.com/?p=877

François Villon: La balada de los ahorcados

Balada de los ahorcados (El epitafio de Villon)
Hermanos humanos que después de nosotros vivís,
No tengáis contra nosotros los corazones endurecidos,
Pues, si piedad tenéis de nosotros, pobres,
Dios tendrá antes de vosotros misericordia.
Vosotros nos veis aquí atados, cinco, seis:
En cuanto a la carne, que excesivamente hemos nutrido,
Ha tiempo que está devorada y podrida,
Y nosotros, los huesos, nos tornamos ceniza y polvo.
De nuestro mal nadie se ría:
¡Pero rogad a Dios que a todos nos quiera absolver!
Si hermanos os llamamos, no debéis
Tener desdén, por más que fuimos muertos
Por Justicia.Sin embargo, sabed
Que todos los hombres no tienen sentada la sensatez,
Perdonadnos, puesto que hemos partido
Hacia el hijo de la Virgen María,
Que su gracia no esté para nosotros agotada,
Preservándonos del infernal rayo.
Estamos muertos, que nadie nos atormente;
¡Pero rogad a Dios que a todos nos quiera absolver!
La lluvia nos ha bañado y lavado,
Y el sol, desecado y ennegrecido:
Urracas y cuervos nos han socavado los ojos
Y arrancado la barba y las cejas.
Jamás, en ningún instante, estamos quietos;
Hacia aquí, hacia allá, según varía el viento,
A su antojo, sin cesar nos mueve,
Más picoteados de pájaros que dedales de coser.
No seáis, pues, de nuestra cofradía;
¡Pero rogad a Dios que a todos nos quiera absolver!
Príncipe Jesús, que sobre todos tienes poder,
Cuida que el Infierno tenga señorío en nosotros:
Que no tengamos que hacer con él, ni pagarle.
Hombres, aquí no hay broma;
¡Pero rogad a Dios que a todos nos quiera absolver!
"...François Villon (François de Montcorbier, 1431-1463) es el poeta más grande del siglo XV, y uno de los primeros cronológicamente, de la Europa moderna. Fue muy apreciado por Ronsard, estudiado por Boileau, en su Arte Poética, y admirado por los románticos como uno de los mejores poetas líricos. Villon en sus poesías recorre toda una gama de matices distintos: refinamiento propio de una formación humanística, gracia popular de grueso trazo, sincera religiosidad y un sentido equilibrado de la muerte. Su producción conocida se compone, además de algunas composiciones sueltas, de dos obras principales: El legado o Pequeño testamento (1456), compuesto de 320 versos, en los que lega de manera irónica todos sus bienes a sus amigos, y El testamento (1462), compuesto por 2.023 versos, que integra baladas y otros textos anteriores en una larga requisitoria contra el mundo, que maltrata al poeta y lo sume en el dolor y la miseria. Su fuerza expresiva y gran sensibilidad alcanzan las mayores cotas en las composiciones tituladas Baladas de la dama de antaño, Muero de sed junto a la fuente, El debate del corazón y el cuerpo, y la más importante, La balada de los ahorcados, que sorprende por su realismo, probablemente su obra maestra. Al enterarse de la condena a morir ahorcado, pena que luego le fue conmutada, el poeta compuso el ‘Epitafio Villon’ o ‘Balada de los ahorcados’, la última escrita antes de su desaparición. La visión de la muerte se traduce mediante imágenes de estremecedor realismo y mediante un ritmo obsesivo. En el resto de la obra del poeta aflora siempre el tema de la muerte: la muerte propia, la muerte como igualadora de todos los hombre, la muerte que aniquila y espanta, y a la cual sin embargo el poeta se entrega con resignación cristiana.” Desde los primeros intentos por rescatar a la literatura medieval del olvido y el desprecio de los hombres del Renacimiento, François Villon fue considerado el único gran poeta francés de esa época incierta.Poeta truhán, habitué de las tabernas, pedigüeño sin suerte en diversas cortes, asesino y místico, amigo de las prostitutas, suscitó más que otros las simpatías de los escritores románticos. La literatura medieval ofrece a lo largo de más de cuatro siglos, rasgos permanentes que son también los de la poética Villoneana. Los temas de la Muerte que vitupera los goces corporales, fin del cuerpo pero no del alma, la Rueda de la Fortuna, la mujer malvada, el amor cortés, la Virgen intercesora entre los hombres y Dios, cómplice de los primeros, son entre otros, elementos constitutivos tanto de la mentalidad medieval dominante como de la de Villon, quien, por el sesgo que les da en tantos temas, por sus procedimientos poéticos que subvierten el lenguaje que los sustenta, denuncia la muerte del mundo al que él sigue perteneciendo, del mismo modo que le tocó ser un juglar en las postrimerías de la juglaría. Sus muertos no son impávidos esqueletos que sermonean a los vivos, sino calaveras silenciosas o, en la Balada de los ahorcados, delincuentes colgados que piden perdón y creen en la hermandad humana. El material de su poesía es la lengua hablada de la época, el francés popular e incluso argótico, y el hablado o escrito de los trovadores, juristas y teólogos. Al revelar que esa lengua heredada puede decir lo contrario de lo que parece afirmar cotidianamente está señalando la quiebra de los mitos de la edad media, su sinrazón que otorga valores distintos a la prostituta y a la dama honrada, al pirata y al emperador..."

jueves, 18 de junio de 2009

Jorge Amado: Doña Flor y sus dos maridos

"... Jorge Amado (1912-2001), uno de los escritores brasileños más importantes en lengua portuguesa del siglo XX, ha dado vida a tres personajes literarios de fama mundial. Doña Flor y sus dos maridos publicada en 1966 es un auténtico clásico latinoamericano que ratifica que toda gran historia de amor y sensualidad posee un ingrediente sobrenatural. Cuando Jorge Amado publicó “Doña Flor y sus dos maridos”, había dejado atrás el realismo tenaz que caracterizó la primera parte de su obra para dar a paso a una escritura que, si bien retrataba la sociedad en la que sus personajes se enfrentaban a diversos dilemas morales, introducía el humor, la magia y una de las características más notables de San Salvador de Bahía de Todos los Santos: el sincretismo religioso.
En el estado brasileño de Bahía, todo puede suceder. La mezcla de razas, de religiones y de culturas encuentra su punto culminante en "Doña Flor y sus dos maridos", novela que se basó en un caso real, sucedido durante los años 1930 en la ciudad de Salvador, capital del estado. Flor, una linda joven Bahiana, con todo el encanto y la sensualidad de la mujer brasileña, está casada con Vadiño, un apuesto mujeriego y jugador que, a pesar de todo, vive una loca pasión con Flor, que llega a ser el escándalo del pequeño pueblo. Sin embargo, durante una de sus borracheras, Vadiño muere repentinamente, dejando a Flor viuda y con nostalgia de su loco amor. Ella se recupera poco a poco y, al paso de los años, se casa con el farmacéutico del pueblo, Teodoro, un hombre sereno, dedicado y con toda la calma del mundo. La vida de Flor parece estable y segura, pero Vadiño aparece para interrumpir la calma del segundo matrimonio de Flor. Sus apariciones, exclusivas para Flor, dejan a la joven brasileña indecisa entre la seguridad de su marido vivo y las locuras metafísicas del fantasma de su marido muerto. Desesperada, Flor acude al único lugar que podría ayudarla: el solar de brujería del pueblo, donde se mezclan las religiones africanas con la religión católica, navegando entre dos mundos metafísicos. Flor le explica su situación a la sacerdotisa y se ponen de acuerdo para el difícil trabajo de exorcizar Vadiño, lo que le devolverá a Flor su paz conyugal; el ritual de exorcismo se realiza durante una de las frecuentes visitas de Vadiño, que poco a poco desaparece frente a Flor. Unos instantes antes de que desaparezca por completo, un grito desesperado de Flor interrumpe el ritual y le devuelve su enamorado fantasma. A partir de ese momento todo queda en armonía: doña Flor vive feliz con sus dos maridos, cada uno en su dimensión, cada uno con su forma de darle felicidad a Flor. José Jorge Amado nos regala con esta novela un carnaval lleno de olores y sabores, un verdadero festín para los sentidos, sin perder el rumbo de la delicia y la malicia, el lector penetra en cada rincón de la sociedad bahiense, donde la gran enseñanza recogida al terminar de leerla es el desapego de lo material para aprender a vivir sin la neurosis opresiva de las grandes metrópolis. Con lujo descriptivo, Amado disecciona el entorno social de los habitantes de barrio de San Salvador, asistimos así envueltos con el aura brujeril de profunda raigambre en las tradiciones africanas al núcleo folklórico del alma brasileña, allí se dan la mano personajes callejeros de renombrada categoría como pueden ser las metiches vecinas, el vividor y su perenne flota de acompañantes, sobre todo, cuando aquél gana en los juegos de azar, el sacerdote, el farmacéutico, el candomblé, la macumba y la inquietante atmósfera mágica del Vudú. A través de los personajes, el autor recrea con la fidelidad propia de un grande de la literatura, los aconteceres diarios de este conglomerado que tiene como verdadera finalidad hacer menos pesado su transitar. Los dramas de sus habitantes siempre se revierten en episodios llevaderos aunque el dolor esté presente y si es posible acudir a la ayuda de la magia para resolver sus problemas, ellos lo hacen.La novela está fincada en tres aspectos primordiales: tono erótico, musicalidad y magia, trinidad toral que deviene en una expresión abundante en matices. Entre ellos se cuela el aspecto culinario que nos da un repaso de la comida regional. En todas las acciones hay un toque erótico que está acariciando la atmósfera, y la narrativa discurre acompañada de una samba que no se escucha pero que esta ahí como presagio de todos los movimientos. Jorge Amado nos hace subir, bajar, nos integra a la circulación en angostas y empinadas calles. Nos hace saborear los guisos de Doña Flor, nos convierte en cómplices de las pillerías de Vadinho y en partícipe de los escarceos amorosos de ambos. Va tejiendo una hamaca sensual y adormecedora en la cual nos mecemos bajo el embeleso de Doña Flor. El folklore, la magia, la comida, el erotismo de un pueblo fueron recreados en esta estupenda novela. Como para su maestro Rabelais, la alegría y la voluntad de supervivencia de las criaturas que creó Jorge Amado no son muy frecuentes en la literatura que se producía simultáneamente en el resto de América latina. "De los negros, que llegaron al Brasil en las condiciones más atroces, nos viene la fuerza para vivir y el amor por la vida". En sus escenarios bulliciosos, los principios morales son relativizados por el goce, la pena se diluye y en medio del dolor, la vida continúa y no desaparecen las ganas de bailar. Desde el punto de vista de su biografía, la idea de escribir nunca estuvo asociada para Jorge Amado con el sufrimiento o la melancolía. "Escribir es como comer, tomar cachaa o estar con una mujer. Es cierto, a veces uno lucha con sus personajes, pero es una pelea entre compadres", explicó..."
Es extracto y compendio de otras reseñas:

miércoles, 17 de junio de 2009

Eugenio Montale: Huesos de sepia

“Del brazo tuyo he bajado por lo menos un millón de escaleras y ahora que no estás, cada escalón es un vacío. También así de breve fue nuestro largo viaje.” Eugenio Montale. "... Refiere Francisco Arias que el poeta italiano Eugenio Montale (1896-1981) estuvo bastantes años vinculado al periodismo. Muy influido en sus primeras obras por los simbolistas franceses, su poesía hermética y crepuscular se ha asociado con las de Ungaretti y Quasimodo, constituyendo el quizá máximo exponente del hondo pesimismo del periodo de entreguerras. Ha sido considerado uno de los fundadores del hermetismo italiano. De su obra poética destacan: Huesos de sepia (1925), su primer libro de poemas, casi todos ambientados en los paisajes y escenarios en los que pasó su infancia, y en los que expuso ya los temas más característicos de su poética: un sentimiento de cansancio y de soledad, una angustiosa desconfianza en la vida y la conciencia de la inutilidad de cualquier lucha, que, sin embargo, no le empujaban a la autocompasión, a una actitud resignada o al abandono de la esperanza. A través de endecasílabos fragmentados, en un casi sinfónico empleo del verso libre, expresó allí el "mal de vivir": la irremediable derrota del hombre, que se halla prisionero en el mundo. La "sepia", o jibia, a la que se refiere el título, es un cefalópodo, una especie de calamar más grande y ovalado, propio de las aguas mediterráneas. El "hueso" es una concha calcárea que se extiende por su dorso. En las playas de la Liguria natal de Montale se observan estos "huesos" entre otros detritos. La expresión reaparece en el último texto del libro: "Oh, entonces, zarandeados/ como el hueso de jibia por las olas". El nombre del poemario es justo. Huesos de jibia, que son restos, residuos sin esperanza. Los poemas refieren la soledad del poeta que dialoga con la naturaleza de espaldas a la catástrofe en que se ha sumido el mundo. No es la soledad romántica de los "muelles en el alba". Se trata, más bien, de una "situación". Un sentimiento próximo a la angustia que una vez llamáramos existencial. Una sensación de orfandad irremediable: "la nada a mis espaldas, el vacío detrás de mí". En Huesos de jibia Montale escribió la poesía del hombre contemplativo, vuelto hacia la muerte como posibilidad. Es un rechazo a la actitud opuesta, la del hombre de acción que animó la I Guerra y sus desastres. En los mejores textos de Huesos de jibia se siente la blanca luz estival, el rumor de la brisa sobre las riberas mediterráneas. Se respira el aire salobre y ligero del mar en los alrededores de Génova, ese dulce daimon adormecedor del que hablaba Petrarca. La influencia de Huesos de jibia en la lírica italiana contemporánea difícilmente puede ser exagerada. Para algunos críticos es sólo comparable a la de La tierra baldía, el poema de Eliot, entre anglosajones. Con Ungaretti y Saba, Montale enfrentó los restos, todavía activos, de la estética d'annunziana y la estridencia de la tercamente innovadora poética futurista. La crítica fue generosa con la primera colección del poeta genovés. La tersa musicalidad de sus versos, que se oye como una partitura de Debussy, fue entendida como necesaria en un momento en el que la retórica vociferante de Benito Mussolini, prefigurada por Marinetti, comenzaba a escucharse en los amplios espacios de Piazza Venezia. Al l otorgársele el Premio Nobel, en 1975 se señaló que su obra refleja la visión de la crisis del hombre contemporáneo, cercado en su soledad y su pesimismo. Podría agregarse que el mundo circundante, tan presente en la obra de Montale, es como el espejo en el que ese ser humano vacío y aislado intenta encontrarse a sí mismo. En una entrevista imaginaria, el autor señaló: «La poesía es una forma de conocimiento de un mundo oscuro que sentimos en torno de nosotros pero que en realidad tiene sus raíces en nosotros mismos». .." Es extracto y compendio de otras reseñas: http://www.eluniversal.com/verbigracia/memoria/N74/contenido01.htm http://franciscoarias.blog.galeon.com/1223751180/eugenio-montale-por-francisco-arias-solis-/ http://www.tardonato.com.ar/montale.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Eugenio_Montale http://lanausea2000.blogspot.com/2009/06/montale-la-poesia-italia-y-la-entrada.html http://nobelprize.org/nobel_prizes/literature/laureates/1975/montale-bio.html http://revistazularte.blogia.com/2006/101102-marcelo-luna-eugenio-montale.php http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/montale.htm

sábado, 13 de junio de 2009

Joseph Mitchell: El secreto de Joe Gould

“…Joseph Mitchell (1908-1996), célebre periodista norteamericano, se especializó en la redacción de perfiles o retratos literarios. Al poco de fallecer en 1996, apareció en forma de libro una recopilación con los dos artículos que publicó en The New Yorker sobre Joe Gould. Ambos los escribió con una separación de más de 20 años, concretamente en 1942 y 1964. Joe Gould pertenece a la estirpe de Bartleby, de Oblomov o de Bouvard y Pécuchet. Habitante de Greenwich Village durante los años de la bohemia furibunda, Gould es el alma del Nueva York de los años veinte y treinta. Es el heredero del Hombre de la multitud que atisbara Edgar Allan Poe vagando por Broadway hacia una madrugada durante la primera mitad del siglo XIX, mucho antes de que aparecieran los teatros y las prostitutas. Es el espíritu de la muchedumbre, el alma misteriosa e inquieta que se oculta entre la gente para vivir su propio destino de sueño. Joe Gould, gracias a la genial pluma de Mitchell, es un miembro honorario del Club de los Inútiles y de los Vagos, cuyos ecos encontramos en las novelas de la Generación Perdida o de Jack Kerouac y que nos revelan el corazón oculto de Nueva York. Joe Gould era un vagabundo que deambulaba por Greenwich Village viviendo de las limosnas de sus amigos y que despreció cualquier forma de posesión privada. Descendiente de una antigua familia de Massachussets, Gould decidió renunciar a sus pertenencias y se puso a mendigar hasta su muerte por las calles de Nueva York. Entraba en las cafeterías y vaciaba los botes de ketchup en trozos de pan, se vanagloriaba de entender el lenguaje de las gaviotas, se cambiaba de ropa sólo cuando no había más remedio, y raramente dormía a cubierto en algún albergue. Pero el interés que despertaba Gould entre la intelectualidad de su tiempo fue su obra literaria: Gould decía que estaba escribiendo una obra monumental, que titulaba la “Historia oral de nuestro tiempo”, y que, según prometía, era once veces más larga que la Biblia. La “Historia oral” consistía en la transcripción de diálogos que él escuchaba por la calle, en disertaciones sobre temas superfluos, lo que constituiría, según Gould, un fresco de su tiempo para las generaciones futuras. Gould escribía la “Historia oral” en cuadernos escolares y, cuando los terminaba, los almacenaba en un sótano que sólo él conocía. El interés por los escritos de Gould llegó a escritores como Ezra Pound o E.E. Cummings, que aplaudieron el propósito literario del mendigo. En ese interés se enmarca Joseph Mitchell, quien decide conocer a Gould para retratarlo en su periódico. Y años después, tras la muerte de Joe Gould, Mitchell decide realizar un retrato más amplio en que llega la conclusión del secreto de Gould: su “Historia oral” en realidad, no existe, no es más que una máscara ficticia con la que Gould se engaña a sí mismo. Los únicos cuadernos que lee Mitchell tratan de pocos temas que Gould rescribía sin cesar: una historia sobre el fallecimiento de su padre, y un análisis sobre una estadística ficticia que demostraría que el consumo de tomates sería la causa del elevado número de accidentes de tráfico en Estados Unidos. Saludada como una gran obra del siglo XX por autores como Martin Amis o Doris Lessing, “El secreto de Joe Gould” conmueve por su retrato certero de toda una época. Del mismo modo que la mejor literatura norteamericana de la llamada “generación perdida”, Mitchell recrea ambientes con maestría y dibuja a sus personajes de un modo preciso con el uso de los diálogos. Sobrevuela sobre este relato las enseñanzas de John Dos Passos y su “Manhattan Transfer”, novela construida también sobre el material de lo cotidiano. El secreto de Joe Gould es una parábola de la impostura, la historia de un personaje fabricado a sí mismo, un interesante ejercicio de periodismo de investigación, un libro inclasificable y adictivo…” Es extracto y compendio de otras reseñas: http://www.lapaginadefinitiva.com/dblibros/53 http://www.letraslibres.com/index.php?art=6339 http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/paz_y_mino_oswaldo/secreto_mejor_guardado.htm http://www.aceprensa.com/articulos/2000/mar/22/el-secreto-de-joe-gould/ http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-1964-2005-01-27.html http://www.elmundo.es/elmundolibro/2000/06/16/anticuario/961086622.html http://en.wikipedia.org/wiki/Joseph_Mitchell

Henri Michaux: Un bárbaro en Asia

"... Henri Michaux poeta-pintor, nacido en Bélgica en 1899 y francés por adopción. Sus Obras Completas fueron publicadas en la Pléiade en el 2004 y a su obra plástica se le han dedicado retrospectivas en las grandes catedrales del arte. Como descripción sintética de su obra, nada mejor que Jorge Luis Borges, que en el prólogo que escribió para la edición de Un bárbaro en Asia dice: “ A lo largo de su larga vida ejerció dos artes: la pintura y las letras. En sus últimos libros las combinó. La noción china y japonesa de que los ideogramas de un poema se componen no sólo para el oído sino también para la vista, le sugirió curiosos experimentos. Como Aldous Huxley exploró los alucinógenos y penetró en regiones de pesadilla que inspirarían su pincel y su pluma. en 1941, André Gide publicó un opúsculo que se llama Descubramos a Henri Michaux…”
Un bárbaro en Asia, escrito entre 1930 y 1931, es un clásico moderno. Diario de viaje, cuaderno de ruta, ofrece al lector, en forma de ensayos o de reportajes, una ojeada sagaz de la India, de China, del Japón y de Malasia. Notará el lector que Michaux hace siempre turismo espiritual y quedamos estupefactos ante la personalidad secreta del escritor. Michaux traza sobre todo un retrato pintoresco de los hindúes y de los chinos. Todas sus impresiones se caracterizan por su desparpajo y buen humor. Y si a esto se añade una prosa muscular, enjuta, en la que cada frase tiene una densidad explosiva, de seguro que leemos al mejor Michaux” (Cristobal Serra). En junio de 1966, escribía Jorge Luis Borges sobre este libro : “Había entonces traducido Un bárbaro en Asia y espero no haber traicionado —en el sentido del refrán italiano— esta obra aguda que no es apología ni ataque, sino las dos cosas a la vez, y muchas cosas más”. Una escritura que habla del otro que habita en nosotros mismos.” Así caracterizó recientemente Jean-Michel Maulpoix a la obra de Henri Michaux (1899-1984), que alguna vez definió a su propia literatura como un “recorrido”: “Escribo para recorrerme. Pinto, compongo, escribo: me recorro. Es la aventura de estar en la vida.” Diálogo interminable consigo mismo, la poesía de Michaux traza una travesía hacia los paisajes en que se despliega el “espacio interior” del ser: la imposibilidad de estabilizar la relación entre el ser y sí mismo, el sentimiento de una privación irremontable, de una inadecuación entre el yo y el mundo.Michaux convertiría a su literatura en un incansable recorrido de viajes reales e imaginarios -La noche se agita (1938), En otros lugares (1948)-, de su paso por el mundo alucinógeno de la mescalina -Miserable milagro (La mescalina) (1956), El infinito turbulento (1957)- y sobre todo, en un examen incondicional de sí mismo -Conocimiento por los abismos (1961), Modos del dormido, modos del que despierta (1969)-. En el siglo xx, es acaso el gran artífice de la narrativa del yo. Su estricto contemporáneo Borges lo recordaba como “un hombre sereno y sonriente, muy lúcido, de buena y no efusiva conversación... Por aquellos años no sospechaba lo que el Oriente le daría o, de manera misteriosa, ya le había dado”. Michaux fue a escuchar a Borges al Collège de France en enero de 1983. Ese castillo de destinos cruzados produjo el único documento fílmico que sobrevive de Henri Michaux..."

viernes, 12 de junio de 2009

Alessandro Baricco: Seda

"...Alessandro Baricco (1958) se convirtió en un fenómeno literario mundial con la publicación de su novela Seda (1996), una nostálgica búsqueda de sentimientos que nunca se nombran. Seda es la historia de Hervé Joncour, lacónico y sombrío personaje que recorre el mundo en busca de un exótico cargamento. Hasta que un día regresa con una carga aún más delicada, la de unos ojos perfectamente mudos que se cruzan con los suyos. Sutilísima mezcla de historia y fábula, relato delicado sobre el amor, de un erotismo contenido, Seda es un tejido de silencios, de gestos casi simbólicos, que recubren, angélicamente, una pasión volcánica. Traducida a diecisiete idiomas y con más de 700.000 ejemplares vendidos, esta novela significó su consagración internacional. Es autor además de las novelas, Tierras de cristal (Premio Médicis, 1991), Océano mar (Premio Viareggio, 1993), City (1999) y Sin sangre (2003); del monólogo teatral Novecento (1994) y de los ensayos, Rossini Il genio in fuga y El alma de Hegel y las vacas de Wisconsin Con un trozo de seda se puede seducir a una mujer; o estrangular a un hombre. Seda, de Alessandro Baricco es suave y tensa como su título. La acción ocurre en la séptima década del siglo XIX: «Flaubert estaba escribiendo Salammbô, la luz eléctrica era todavía una hipótesis y Abraham Lincoln, al otro lado del océano, estaba combatiendo en una guerra cuyo final no vería. Baricco, presento la edición italiana de “Seda”,con estas palabras, Esta no es una novela. Ni siquiera un cuento. Es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe. Se podría decir que es una historia de amor. La obra tiene apenas 120 páginas y su argumento es bien simple: Baldabiou, mercader enriquecido y criador de gusanos de seda, se establece en Lavilledieu, pueblecito de la Provenza francesa, a mitad del XIX. Al poco de vivir allí conoce al ambicioso Hervé Joncour, a quien convence para que viaje a Japón a comprar huevos de gusanos de seda. En el viaje, Hervé se enamora de la joven y misteriosa amante de Hara Kei, el proveedor de huevos, y a partir de ahí se desarrolla una peculiar historia de amor que llevará a Hervé varias veces a Japón. Quizá el mayor acierto del libro sea la perfecta imbricación de fondo y forma. Baricco acierta desde el principio con el tono adecuado a lo que está contando y lo mantiene a lo largo de todo el libro, sin que la tensión decaiga un solo momento. La narración discurre fluidamente, con la suavidad de la ligerísima túnica de seda que el protagonista regala a su mujer. Por lo general, los párrafos son breves y las frases cortas. El vocabulario, llano. Los adjetivos escasean y los que hay no son nada rebuscados. Las imágenes tampoco son muy abundantes, pero las que están se acomodan perfectamente al servicio de la narración, como ocurre en las historias bien contadas. Otro elemento de capital importancia es el diálogo, casi siempre escueto pero nunca falto de significación en los que se. nota la influencia de García Márquez. El más corto de estos capítulos no pasa de las tres líneas y el más largo escasea las cinco páginas. Los «compases» breves o brevísimos se alternan con los extensos a un ritmo perfectamente regular. Si los representáramos en un gráfico veríamos una línea narrativa que sube y baja, que ondula rítmicamente. Baricco «equaliza» su aparato sonoro-narrativo siguiendo un patrón armónico preciso. Por ejemplo, el viaje del protagonista cruzando medio mundo, de Francia a Japón. Esta secuencia se repite cuatro veces a lo largo de la breve novela con las mismas palabras calcadas, ¡pero interpretadas a mayor velocidad! Pasamos de un andante a un andante prestissimo, antes de oír el adagio final: Hervé Joncour, frente al lago rizado por el viento. A pesar de su delicada construcción auditiva, es otro el sentido más obviamente halagado en esta novela. Baricco menciona dos veces Salammbô -con las mismas palabras calcadas, excepto una. Se sabe que Flaubert escribió ese prodigio de exotismo orientalista «para expresar un color, un tono..., algo púrpura». Entre paréntesis, dijo «púrpura», no amarillo, como citan algunos glosadores desaprensivos evocando facilonamente el desierto. Así como Salammbô fue escrito para expresar un color, Seda parece escrita para expresar una textura. Si hay libros que deben ser leídos con los ojos y otros con el oído, este parece hecho, sobre todo, para acariciar su tejido y leerlo al tacto. En esta novela, la historia lo es todo, y cada palabra de ella está dirigida a hacer que el lector se sumerga más, adquiera una mayor comprensión del conjunto de la narración. Se utilizan frases cortas, concisas, que aportan exactamente la información necesaria en cada momento mediante pinceladas que recuerdan a las manchas de color de un cuadro impresionista. El ritmo es sereno, desgajando en ocasiones el texto en distintos renglones para aumentar la inmovilidad, para eternizar una imagen… Una delicia cuya lectura hace recordar el valor de la literatura como fin..." Es extracto y compendio de otras reseñas que se relacionan: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/p243/01260529098929509670035/p0000001.htm#I_0_ http://aguasdeceniza.blogspot.com/2008/11/alessandro-baricco-y-seda.html http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2531 http://contraejemplo.es/2009/03/10/seda-de-alessandro-baricco/ http://www.ronaldflores.com/2008/04/21/seda-de-alessandro-baricco/ http://betote.wordpress.com/2006/05/03/seda-alessandro-baricco/ http://es.wikipedia.org/wiki/Alessandro_Baricco

jueves, 11 de junio de 2009

Robertson Davies:El quinto en discordia (la Trilogía de Deptford)

"... La consideración del canadiense Robertson Davies (1913-1995) en los círculos literarios españoles ha subido notablemente desde que se le concediera el premio Llibreter 2006 de Narrativa que otorgan los libreros de Cataluña a El quinto en discordia, primera novela de una de sus obras más importantes, la Trilogía de Deptford. Robertson Davies uno de los mayores escritores canadienses del siglo XX, había sido poco editado en castellano hasta ahora a pesar de que fue candidato al Premio Nobel de Literatura en varias ocasiones. La obra de Davies ha adquirido caracteres de descubrimiento, como si se hubiera encontrado material precioso entre un cúmulo de obras desperdigadas en tiendas de saldo. Y lo cierto es que tantos parabienes hacen justicia: Davies es uno de los valores seguros a la hora de recomendar un autor, ya que puede gustar a toda clase de público, desde el lector ocasional hasta el amante de la buena literatura. Robertson Davies agrupó su obra narrativa en trilogías aunque las novelas que las forman pueden ser leídas de manera independiente. La más aclamada de ellas fuela Trilogía de Deptford, cuya primera entrega es El quinto en discordia,que gira alrededor de la misteriosa muerte del magnate canadiense, BoyStaunton, y que fue publicada por primera vez en Canadá en 1970. Davies atrapa el lector con su imaginación teatral sumergiéndole en una redcuidadosamente tejida de realidad, magia y azar. Todo comienza con la narración, que pronto sabremos que es, en realidad, un informe, de lo que ocurrió a las 5.58 de una tarde de diciembre en Deptford, un pueblo tan pequeño "que carecía de esa dignidad que otorgan unas afueras ". En aquel momento, un muchacho, el amigo Percy, lanza una bola de nieve a Dunstan Ramsay, pero Dunstan la elude y la bola de nieve, que la rabia y la impotencia había lanzado como gesto final de una derrota infantil, golpea a la esposa embarazada del reverendo Demspter y este hecho, imprevisto y fatal, precipita el nacimiento de Paul, y, con este nacimiento, el de las historias cruzadas que nos ofrece Davies. Paul será un niño enfermo y humillado y un día, al cabo de los años, un mago genial sin pasado, o con demasiado pasado para poder soportarlo, como el propio Paul contará en el tercer volumen de la trilogía ( El mundo de los prodigios ). Y cambia la historia, la pequeña historia de los personajes que llenan las sobrecogedoras páginas de esta obra impagable, páginas en las que la locura, la muerte, la miseria moral, la inteligencia y el desamor conviven gracias al talento y al oficio del autor. La señora Dempster llega a ser una santa loca; su hijo Paul un mago errante; Percy, un empresario con ambición política, Dunstan Ramsay, un profesor aparentemente gris y un escritor especializado en vidas de santos . El quinto en discordia es una muestra de la maestría de Davies para la novela: su erudición le permite tratar los temas más diversos -el circo, el santoral, la primera guerra mundial, o la vida en un internado- con una naturalidad asombrosa; y su imaginación teatral logra cautivar al lector desde el inicio. La primera novela de la Trilogía Deptford, la más aclamada de Davies, se alza como la historia de un hombre racional que descubre en lo mágico un aspecto más de lo real. La trilogía ( El quinto en discordia, Mantícora, El mundo de los prodigios ) nos va contando como pasan los años y cómo las crueldades de la vida y el azar nos transforman y nos dejan de la mano. Todos pensamos, en algún momento, que somos protagonistas, y cuando se hace evidente que somos personajes secundarios no sabemos bien qué hacer, adónde dirigir nuestra mirada y nuestros anhelos. Ése es el drama, ésa es la vida, esto, la grandiosa novela de Davies, es literatura..." Es extracto y compendio de otras reseñas: http://www.elconfidencial.com/cache/2007/09/15/48_perdida.html http://www.letraslibres.com/index.php?art=12176 http://www.libreriarayuela.com/libros/TRILOGIA-DE-DEPTFORD/303136/978-84-935448-5-0 http://www.literaturas.com/v010/sec0801/colaboracion/colaboracion.htm http://opinionconvalor.nireblog.com/post/2006/11/23/el-quinto-en-discordia-y-la-cosa-que-mas-duele-del-mundo-premios-llibreter http://www.solodelibros.es/30/05/2007/el-quinto-en-discordia-–-robertson-davies/ http://www.elpais.com/articulo/narrativa/exploracion/canadiense/Davies/elpepuculbab/20070120elpbabnar_2/Tes

miércoles, 10 de junio de 2009

Mijaíl Y. Lérmontov: Un heroe de nuestro tiempo

"...Mijaíl Y. Lérmontov (Moscú, 1814-Piatigorsk 1841) poeta y novelista romántico, está considerado como el Byron ruso. Influido inicialmente por Pushkin, en 1837 le dedicó la elegía La muerte del poeta, en la que culpaba a la nobleza del duelo en que este encontró la muerte, a causa de lo cual Lérmontov tuvo que exiliarse al Cáucaso. Sus obras fueron severamente censuradas por su apasionada defensa de la libertad y por sus opiniones antirreligiosas, pero también contribuyeron a suscitar el interés por el folclore del pueblo ruso. Murió en 1841 en el Cáucaso, como resultado de un duelo que le enfrentó a un compañero suyo, también oficial. A pesar de que solo contaba 26 años en el momento de morir, Lérmontov había demostrado ser un brillante escritor dotado de un enorme talento, hasta el punto de que fue aclamado como sucesor de Pushkin y depositario de la mejor tradición de la literatura rusa Su contemporáneo Gogol dijo de él ” Nadie ha escrito nunca un ruso tan conciso, bello y fragante”. Lérmontov escribió una sola novela que ha valido por diez. Un héroe de nuestro tiempo (1840) se aparta de la tradición del romanticismo en la narrativa para incursionar en un realismo psicológico sobre el que se irá inspirando la posterior novela rusa. Es evidente su influencia en las obras de Dostoievski y de León Tolstoi. La precisión con la que está escrita, y el tratamiento detallado de los personajes son las virtudes que la hacen extraordinaria. Lérmontov construye cinco relatos que convergen en un solo protagonista. Esta estructura narrativa nos introduce en la historia de Pechorin, un personaje que está dotado de las características de un antihéroe que oculta tras su cinismo y su búsqueda egoísta del placer, sus desolaciones más recónditas. El autor dota de igual profundidad a su personaje y al ambiente donde le da vida, que es la región del Cáucaso con su agreste geografía: Lérmontov en la introducción de la novela explicita su intención, “es un retrato, pero no de un hombre individual: es el retrato compuesto de los defectos de toda nuestra generación, desarrollados hasta sus últimas consecuencias“. La interioridad de un ser humano recoge la de todos, la de una época.La sensibilidad poética del autor se refleja en su cuidada estética, prosa adornada con líricas y bellas expresiones que logran acariciar nuestra fibra emotiva y deleitar al lector con su maestría en el uso del lenguaje. Novela de estilo realista por la minuciosidad en la descripción de los paisajes, nos lleva a imaginar el atractivo exótico y exuberante del Cáucaso; la caracterización de los personajes , y por las costumbres y la sociedad vislumbradas en el trasfondo de la historia. De original estructuración, provocando dinamismo y agilidad a la trama, se compone de cinco cuentos: Bela, Maksím Maksímych, Tamán, La princesa Mery y El Fatalista. Pequeñas historias enlazadas en las que participan personajes de diferentes clases sociales y cuyo eje central será el protagonista, Pechorín, perfilado por diferentes narradores, con el consiguiente cambio de perspectiva y punto de vista: dos narradores testigos, un desconocido que realiza un viaje y se encuentra al segundo narrador, Maxim Maxímich, camarada veterano y paternal, que relata la historia de su amigo Pechorín, cuya frialdad contrasta con el carácter cariñoso del primero. En una segunda parte el narrador es el propio protagonista, a través de retazos de su diario, mostrándose al desnudo. Este modo de narrar requiere la participación del lector, pues la personalidad de Pechorín se presenta fragmentariamente y seremos nosotros quienes vayamos construyendo su ser.¿ Y quién es Pechorín? Resulta un desarrollo de Eugenio Oneguin, maravillosa novela de Pushkin, la encarnación del llamado ” hombre superfluo”. Nada ni nadie cala en él, a excepción del cansancio, hastío y aburrimiento. Sufre un sentimiento existencial semejante al spleen de los modernistas europeos. El héroe de nuestro tiempo es Pechorin, una figura que representa realmente al antihéroe hastiado de todo, levemente cínico, que esconde su corazón torturado bajo el disfraz del hombre desapegado que sólo busca su placer y conveniencia.“Un héroe de nuestro tiempo” es, por encima de los nexos que la enlazan todavía con el romanticismo, una galería de personajes que anticipa ya las irrepetibles páginas de Tolstói, Dostoievski o Chéjov. Una novela que tiene ya el sabor de la mejor literatura rusa. Nabokov en su prólogo señala: «...quedamos verdaderamente maravilladosde la inmensa fuerza del relato y del notable ritmo con que se suceden los párrafos...»..." Es estracto y compendio de otras reseñas: http://www.solodelibros.es/25/06/2007/un-heroe-de-nuestro-tiempo-mijail-y-lermontov/ http://es.wikipedia.org/wiki/Mijaíl_Lermontov http://www.literaturate.com/el-heroe-de-nuestro-tiempo-de-mijail-lermontov-el-hombre-superfluo-y-el-don-juanismo/ http://www.leergratis.com/autores/lermontov-una-vida-corta-para-un-gran-legado.html http://www.nordicalibros.com/ficha.php?id=29 http://lectorimpertinente.blogspot.com/2008/04/un-hroe-de-nuestro-tiempo.html

martes, 9 de junio de 2009

Georges Duhamel: El notario de Havre (Chronique des Pasquier)


"... El Notaire du Havre es el primer volumen de una serie de diez, escritas en 1933 por Georges Duhamel (1884-1966) en su Chronique des Pasquier. Laurent Pasquier, un destacado investigador en biología inicia en 1931 la saga de su historia familiar desde finales de 1880. En ese momento, Raymond y Lucie Pasquier-Eléonore Delahaie-Pasquier son una familia con cuatro hijos pequeños. La difícil vida familiar con los pequeños ingresos de la labor de Lucía se ven interrumpidos a raíz de una carta de un notario en Le Havre, que notifica a Lucie un legado de su fallecida tía Delahaie . La familia se abisma en la esperanza del legado. Sin embargo, por razones administrativas, la herencia está bloqueada y los meses pasan sin perspectivas de recuperar el dinero que mientras tanto habían pedido prestado.Es a comienzos de los años 1930 cuando Duhamel comienza su Crónica de los Pasquier que lo volverá celebre, según el principio de la novela-río, y que es muy a menudo comparada con Los Rougon-Macquart de Emilio Zolá. La publicación de la crónica en el Mercurio de Francia se extiende desde 1933 a 1945. Puede ser vista como la transposición literaria autobiográfica de la vida de Georges Duhamel en su héroe principal Laurent Pasquier (Duhamel). Anterior a Los Pasquier es la saga titulada Vie et aventures de Salavin (cinco volúmenes, entre 1920 y 1932), en la que se encuadra el Journal de Salavin, título original del Diario de un aspirante a santo.
Médico de profesión, Duhamel participó en la Gran Guerra como cirujano, poniendo de manifiesto una gran entereza y disposición al sacrificio. De las vivencias de los cuatro años pasados en aquellas dolorosas circunstancias surgiría su primer libro, Vida de los mártires (Vie des martyrs, 1917), una estremecedora galería de héroes anónimos, víctimas de la barbarie bélica. Al año siguiente, y en la misma estela, Duhamel publicaría bajo pseudónimo Civilisation (1918), elocuente título para un libro que obtendría aquel año el Premio Goncourt.Publicó sus primeras obras en la Abbaye de Créteil, cenáculo literario (1906-08) del que era socio fundador. Su experiencia como cirujano durante 50 meses en la I Guerra Mundial le suministró material para La vie des martyrs (1917), impresionante testimonio del heroísmo de los heridos.
Duhamel, autor que gozó en su momento, y no sólo en Francia, de una estima y de una popularidad muy considerables, viaja a la posteridad, sin embargo, en uno de los numerosos y concurridos vagones de segunda clase. Lo mismo ocurre con todo el círculo de amistades que integró, en 1908, el Grupo de la Abadía (Groupe de l’Abbaye), del que también formaba parte Jules Romains, escritor de perfil afín, en bastantes aspectos, al de Duhamel. Se trata, en los dos casos, de polígrafos imbuidos de unos ideales humanistas de profundas raíces judeocristianas, europeístas, defensores a ultranza de un concepto de civilización que había entrado en crisis irreversible durante la Gran Guerra, cuya experiencia marcó decisivamente a ambos.Duhamel y Romains abonan –y no sólo integran– el sustrato cultural, moral, intelectual, incluso ideológico, del que habrían de surgir contemporáneamente figuras como André Gide o Paul Valéry; como Paul Nizan; como Raymond Aron, Jean-Paul Sartre o Albert Camus..."
Es extracto y compendio de otras reseñas: